El futuro de periódicos y revistas y un perfil de la
tendencia lectora.
En la testa del director de Exégesis.
Por Jairo Cala
Otero / Jefe de redacción
Cuando los pesimistas
se asustaron con la aparición de Internet también pregonaron «a los cuatro
vientos» que los medios periodísticos impresos desaparecerían. En nuestro
entorno, lo mismo pronosticaron ellos sobre la radio cuando apareció la
televisión en Colombia (13 de junio de 1954). Desde sus orígenes en 1969, año en
que se hizo la primera conexión de computadoras (bautizada Arpanet), entre tres
universidades en California y una en Utah, Estados Unidos, ha transcurrido la
bicoca de 45 años, tiempo nada despreciable. Los pesimistas se quedaron con un
palmo de narices, entonces.
Los medios periodísticos
impresos siguen y seguirán teniendo vigencia por largo tiempo, de acuerdo con
las apreciaciones de expertos como el estadounidense Ken Doctor, reconocido analista
de medios informativos en el mundo; y las de Iñaki Gabilondo, veterano
periodista español, en un foro en Bucaramanga.
Los dos expertos
han expuesto las bondades y la efectividad de los periódicos y las revistas
como vehículos publicitarios e informativos, en esta época transicional entre lo
impreso y lo digital. Pero enfatizan en que los periódicos y las revistas impresos
del mundo, por su gran papel protagónico, no desaparecerán. Es más, sostienen que
los lectores prefieren los medios impresos en vez de los virtuales por varias
razones. La más reciente es una investigación científica según la cual leer un
texto en la pantalla de un computador resta capacidad para comprender lo leído.
Lo que sí ocurre
es que los estilos de redacción, la dinámica en la presentación de las noticias
y la actualización o inmediatez (al estilo de la radio) difieren entre la forma
electrónica y la forma física de esos medios periodísticos. En los primeros,
las notas son cortas (como se estila en radio y televisión), mientras que en
los segundos hay pormenores, datos relevantes y precisiones en los que el
lector está y siempre estará interesado. Demos por descontado que no todos
tienen un computador en su casa para leer los diarios por Internet; que tampoco
todos saben operar esos medios electrónicos, y que para una abrumadora mayoría
leer en el papel es más relajante para sus ojos que hacerlo frente a una
pantalla que genera ondas electromagnéticas. (Por eso cansa tanto y agota esa
lectura).
Por supuesto, no
hay que apartarnos del hecho cierto del cierre de muchos medios impresos en
varias partes del mundo. Pero no ha obedecido estrictamente a la presencia de
Internet. Si el efecto fuese tan arrollador, no encontraríamos en ningún puesto
de revistas y periódicos una edición impresa de ningún diario ni de ninguna revista
hoy, después de 45 años de la aparición de Internet. Factores como malas
administraciones, mala calidad del producto, anacronismo en el enfoque de las
noticias y la publicidad y otros son relevantes a la hora de que los lectores valoren
y determinen con qué se quedan para informarse del diario acontecer.
Pero en medio de
la discusión que este asunto suscita, y a contrapelo de las premoniciones de
los pesimistas, están surgiendo otras alternativas de medios impresos. Una de
ellas es, precisamente, esta revista que usted tiene ahora entre sus manos: Exégesis. Me pareció oportuno referirme
a su aparición por dos razones: una, la que ya quedó expuesta en líneas
anteriores; dos, lo que entraña constituir un medio de comunicación sin que
haya tinglados de dinero al alcance, como sí los tienen quienes hoy son emporios
de la información impresa en Colombia y en el resto del mundo.
Anoto una
infidencia, porque me pareció simpática la posición de nuestro director cuando
le notifiqué que yo escribiría este artículo. Me respondió: «Considero que es incienso del cura para la
misma parroquia». Aun así, Álvaro Pérez García accedió a responder las
preguntas que le formulé. Claro que su criterio es válido si nos atenemos a las
voces de los criticones y los pesimistas. Pero si miramos y escuchamos a los de
mentalidad abierta y sentimientos limpios, estas líneas no caen en terreno
pedregoso. Le puse el ejemplo de las gallinas: cacarean la postura de un simple
huevo. Pues en este caso el «cacareo» debe resonar en todo el nororiente
colombiano. Porque hacer empresa no es fácil, y conquistar adeptos lo es menos a
sabiendas de que hay tanto corazón oscurecido por antivalores.
Aquí, pues, el
pensamiento de nuestro director:
¿De dónde nace
el nombre Exégesis y qué significa?
Álvaro Pérez
García (APG): El nombre es una adecuación de la
labor del exégeta, que, inicialmente, era el maestro que explicaba con
sapiencia los pasajes bíblicos. Por extensión, el calificativo se generalizó a
todo aquel rico en conocimientos que hacía la interpretación filosófica de
cualquier tema. La exégesis es eso exactamente: explicar algo con conocimiento
de causa.
¿Cuándo circuló
por primera vez y durante cuánto tiempo esta revista?
APG: La publicación se hizo en 1990 (noviembre y diciembre) por primera
vez, y alcanzó diez números durante 1991.
¿Qué motivación
existió para reanudar la publicación en esta segunda época?
APG: La falta de un medio escrito con contenido de calidad y de variada
temática me llevó a reanudar la publicación, luego de regresar a Arauca. Estuve
diez años desvinculado de la región debido a amenazas de la guerrilla.
¿Qué influencia
puede tener la presencia de Exégesis en Arauca y otras ciudades del oriente
colombiano?
APG: La influencia será, necesariamente, sobre la gente ávida de
conocimiento. Se proponen temas que son abordados sucintamente por otros
medios, solo a guisa
de información, pero sin darle a la gente elementos concretos para que los digieran. Ahora los mandatarios regionales hablan de unir esfuerzos para alcanzar el desarrollo en sus respectivas zonas. De ahí nace la primera parte de nuestra misión: «Construir región». El nororiente está llamado a integrarse y nosotros queremos servir a los intereses de esa integración.
¿Cómo se define
su línea editorial y por qué?
APG: Es una línea de análisis, absoluto manejo a profundidad de los
hechos que acaecen en toda esta región de Colombia; y eso es lo que persigue
nuestra segunda parte de la misión: «Formar opinión». Sin creernos el cuento de
que todo lo sabemos, buscamos auténticos especialistas en cada tema para
ofrecer el análisis que penetre en el conocimiento del lector y genere sentido
de pertenencia por la región. Con este patrón definimos el perfil de cada
columnista. La línea editorial tienen un porqué: mantenerse en un concepto
periodístico independiente y, por ello, no acercarse a ninguna orilla para
potenciar el prisma de centro que nos permita observar las cosas con mayor
amplitud, pero sin militancia.
¿Cómo califica
el periodismo que se aplica en Exégesis?
APG: Es un periodismo serio, centrado, dispuesto a aplaudir lo bueno y a
censurar lo malo; crítico, si se quiere. Rescatando algo que el gremio ha
olvidado: la investigación; y con un reto grande y riesgoso al frente: la corrupción,
el flagelo que ha causado tanto daño como el de la guerrilla, el paramilitarismo
y el narcotráfico juntos.
¿Es una empresa
titánica, o hay «ángeles financistas» que la sostengan?
APG: Es empresa titánica, pero claro que existen ángeles financistas: son
los anunciantes. En nuestras páginas van a observar muchos anuncios de empresas
privadas, son las que realmente sostendrán el periodismo que, osadamente,
propone Exégesis: construyendo
región, formando opinión.
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