El paciente es el centro de nuestro trabajo
Por: Álvaro Pérez García |
«Hay
que humanizar el sistema, meter en cintura a las EPS, aplicar la prevención y
promoción como políticas públicas. El Estado debe asumir el costo social para
cualificar los servicios de salud.
Diagnóstico
temprano y tratamiento pronto; eso debe contener una normatividad humanista,
una Ley prevencionista, integral, igualitaria»
Es claro que la
situación social en Colombia está empeorando y toda nuestra sociedad pide a
gritos una reforma a la salud, comenzando por el propio sistema hospitalario.
El olvido de las actividades de prevención ha atosigado al sector, la actuación
irresponsable de las EPS que, de un lado se lucran y, de otro, descargan su
responsabilidad en las IPS y ESE, fomentaron el caos que sobre toda la
normatividad expedida aun sigue irresoluto.
Para
quien su día a día es la atención de pacientes en un hospital, la percepción de
prestación del servicio cambia radicalmente; de ahí que el médico araucano
Ricardo Alvarado Bestene, director de servicios hospitalarios del Hospital
Universitario San Ignacio, destaque que la atención con calidad debe verse como
un costo social y, por tanto, económicamente valido para el sistema como para
los afiliados.
Exégesis
acompañó al profesional llanero durante la intervención ante la Comisión
séptima del Senado, donde por iniciativa del Ministerio de Salud, fue invitado
para exponer sus conceptos y enriquecer el debate sobre la reforma de la salud.
Alvarado
propuso un sistema de salud universal, con diagnóstico temprano y sin barreras
de acceso; por ende, una Ley igualitaria y humanista, donde el paciente sea el
centro de todo su contenido.
El
doctor Alvarado Bestene cree que es el momento de un reemplazo inteligente
pues, en refiriéndose a la actual Ley, considera que tiene algunas cosas
positivas que deben fortalecerse para preservar lo construido.
Exégesis: Congestión, falta de recursos, mala atención, crisis; todo esto es un
galimatías ¿Dónde radica el verdadero problema?
Ricardo Alvarado Bestene: El
tema es el hacinamiento, las deudas, la mala atención que agudizan la crisis;
las largas filas, los pacientes acomodados a duras penas en los pasillos, el
desborde de las urgencias, las deudas a los hospitales públicos: Esto debería
ser ajeno a quienes prestamos el servicio, a quienes estamos sentados en el día
a día en la atención de urgencias, eso no debería ser un condicionante.
¿Entonces
quien asume el costo?
El
pagador debería ser el Estado de alguna forma, no importa a través de qué
mecanismo lleguen los recursos, pero debería ser indiferente para quien
necesita el servicio.
¿Se
aplican factores de oferta y demanda en la salud, eso es concomitante con la
calidad del servicio?
No
puede seguir siendo lo que hasta ahora ha sido, una cuestión de oferta y de
demanda. Desafortunadamente el Estado dejó que se regularan esos factores por
las entidades prestadoras de servicio, pero la discusión no se puede circunscribir
al tema de la oferta y la demanda, yo quisiera que pensáramos nuevamente en el
ser humano.
Si
hacemos un recorrido, no el paseo de la muerte, un paseo sobre lo que es
realmente la atención de urgencias en el sistema actual, descubriremos que
todos los hospitales presentan sobreocupación y la afluencia de pacientes
genera un desequilibrio entre la oferta y la demanda de servicios.
Discutir,
como se está proponiendo en la reforma, si debe ser una ley estatutaria o una
ley ordinaria, no es la prioridad; deberíamos empezar por el reconocimiento, si
somos o no parte de ese derecho fundamental que nos atañe
Por
ejemplo, una persona busca que la traten con empatía, de forma digna, y con la
rapidez y la capacidad técnica adecuada de su enfermedad y sobre todo que tenga
la percepción de que es tratada de la mejor forma posible y no esperando
sentado en una silla ese largo proceso que implica la prestación de un servicio.
En asunto de salud no se pueden aplicar políticas de mercado, debe imperar el
sentido humanista; que lo entiendan, que lo reconozcan con el debido respeto,
con el respeto hacia su derecho más simple de reconocérsele como ser humano.
¿La
congestión en urgencias la causa el paciente y obedece al uso inadecuado, qué
busca? ¿Por qué va la gente a urgencias?
Sobre
este aspecto hay muchos interrogantes habida cuenta que es el principal factor
de congestión hospitalaria. La Asociación de Clínicas y Hospitales, realizó una
encuesta donde aumentó en dos años un 13,7 por ciento y un 46 por ciento de ese
universo de usuarios no correspondían a la condición de urgentes, pero esa es
la precepción del prestador.
Nosotros,
en el Hospital San Ignacio, aplicamos un estudio propio, que nos conectan más
con la gente: el 23 por ciento aseguró que las citas por las EPS son demoradas,
la realidad es que para el 15 por ciento es complicado pedir una cita por
consulta externa y si no la logra ¿a dónde creen que van? Pues a Urgencias. Un
15 por ciento afirma haber asistido a la consulta pero no le resolvieron el
problema y el 13 por ciento afirmó que le gusta la calidad de estos servicios;
con un valor agregado, nunca cierran. Esto pareciera bobada, pero es cierto, escogen
el horario en que pueden ir porque las EPS no tienen esa disponibilidad. En
síntesis, las urgencias son la puerta de entrada más fácil al sistema.
Dejo
aquí estos interrogantes para que sus lectores analicen: ¿Será que las EPS
están haciendo lo que les toca? ¿Será que se está haciendo la búsqueda activa? ¿Será
que las actividades de prevención y promoción se están haciendo?
Si
la demanda inducida, la que nos vendieron con el acuerdo 117, aquella en la
cual nos enseñaba sobre la asimetría de la información; ese concepto en el cual
nosotros, como poseedores del conocimiento, estábamos obligados a buscar al
enfermo, ¿lo estamos haciendo? O ¿lo cumplen las EPS?
Yo
creo que es hora de que nos preguntemos si todos los actores del sistema
estamos haciendo lo que nos toca.
¿Cuáles
son aspectos que, por su conocimiento, deben prevalecer y estar incluidos en la
reforma?
Que
el sistema de salud sea menos complejo, que sea universal, sin barreras de
acceso, que esa ley 1438 que planteó la
posibilidad de la atención primaria como el elemento fundamental a desarrollar
no quede en el tintero, que se haga la demanda inducida, que busquemos el
paciente, que no esperemos que se enferme, que tratemos al paciente sano, que
haya políticas claras de prevención y promoción, que haya atención oportuna,
que haya diagnóstico temprano y tratamiento pronto; eso significa de alguna
forma, una normatividad humanista, una Ley prevencionista, integral, igualitaria;
donde el concepto de territorialidad no esté sujeto a mantener ese rezago
histórico en el que han estado muchísimas regiones y que se acrecentaría con la
creación de entre diez y quince distritos, condenando algunas zonas a su
suerte, sin acceso a los servicios de salud.
Quisiera
pensar que eso está previsto por los congresistas, que haya reglas claras y que
se cumplan, puesto que en los años de
vigencia de la ley 100 hemos conocido una serie de actos reglamentarios, todas
las reformas, viendo tristemente transitar muchísimas normas, muchísimas leyes
pero pobre cumplimiento.
La
Defensoría del Pueblo, lo decía que el 67,8 por ciento de las tutelas en salud son
procedimientos incluidos en el Plan Obligatorio de Salud, más del 65 por ciento
de la población está afiliada a EPS intervenidas, en liquidación o en
vigilancia especial y los casos de corrupción han desviado los recursos del
sistema de salud es muy complicado porque tiene muchos trámites; por eso enfatizar en lo que le preocupa al
paciente, insisto, no podemos olvidarnos de él, del ser humano que llega y toca
las puertas del sistema.
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